Reseña: El hombre del traje color castaño, de Agatha Christie (traducción de Miguel López Hipkiss)

 


Una bailarina rusa que planea un chantaje, un robo de diamantes en África del Sur, un hombre que muere empujado a la vía del metro de Londres y un extraño pedazo de papel. Éstas son las piezas del rompecabezas que casualmente caen en manos de Anne Beddingfeld, la hija de un famoso arqueólogo, que decide descubrir la trama completa sin importarle los riesgos que debe asumir.


A la muerte de su padre, Anne Beddingfield se va a Londres para disfrutar de su nueva libertad y buscar aventuras. Su deseo se cumple cuando se ve metida en un misterio tras presenciar la muerte de un desconocido.

En aquellos instantes parecía haberme convertido en dos personas distintas. Una estaba aterrada por la catástrofe, la otra observaba con serenidad, interés y frialdad los métodos empleados para levantar al hombre del raíl electrificado y subirlo de nuevo al andén.


    El hombre del traje color castaño Escrita en tercera persona en pasado (el prólogo) y en primera persona el resto de la novela. Dos puntos de vista diferentes: Anne Beddingfield y Eustace Peddler. Ella es una joven pasional y vivaz que acaba de perder a su padre y se presencia la muerte de un desconocido; él es un señor en cuya casa han matado a una mujer misteriosa y con un serio problema para contratar secretarios que le duren. Estos dos sucesos aparentemente aislados unen los caminos de dos personas que no tienen nada en común.


—Para comenzar, una mujer completamente desconocida tiene la impertinencia de hacerse asesinar en mi casa sólo para molestarme, estoy seguro.

 

    Cada uno de los personajes que aparecen en la novela son esenciales en la trama, hasta el mensajero que ha entregado una nota. Cuanto más se va desvelando el misterio, más enrevesado se vuelve. El detalle de cada acción es increíble y más cuando poco a poco se va acercando el final.  

La situación me recordó el episodio tercero de Los peligros de Pamela.

¡Cuántas veces había estado yo sentada en las butacas de seis peniques, comiendo una tableta de chocolate y anhelando que me ocurrieran cosas como aquélla! Bueno, pues ya me estaban ocurriendo.

 

    Las descripciones de los paisajes son justas, ya que ambos puntos de vistas están centrados en narrar que ha pasado y sus impresiones sobre ello. De este modo, la trama y los personajes cobran más importancia que las localizaciones de la mayoría de los hechos.  


    En cuanto a la trama, me esperaba algo más detectivesco. Sí, hay un misterio. Pero la historia es más una aventura por descubrir el misterio que una historia con tintes policíacos. No era lo que esperaba, pero igualmente me ha gustado el viaje de los personajes. Por no hablar de la trama romántica. He tenido problemas con esta última porque me ha parecido precipitada y, en ocasiones, un sin sentido, por lo que no me la he acabado de creer. Es la única pega que le puedo poner a la historia.

  

    En resumen, El hombre del traje color castaño es una novela de viajes y misterio, protagonizada por una chica en busca de aventuras y hombre con problemas para mantener secretarios. Si algo he aprendido leyendo esta novela es que hay que huir de las casualidades en una historia de Agatha Christie: todo tiene una función y un porqué.



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