Reseña: El gato que amaba los libros, de Sosuke Natsukawa (traducción de Marta Morros Serret)

 

 

Un homenaje a las librerías, a los libros y a todos aquellos que los aman.

Una lectura para recrearse y saborear con un buen té japonés.

La epopeya de Rintaro, el joven heredero de una entrañable librería de viejo, y de Tora, un sabio e ingenioso gato atigrado, se ha convertido en un fulgurante éxito internacional. Su emocionante misión consiste nada más y nada menos que en salvar los libros que están en peligro y extender así el amor por estos objetos, bellos e inigualables, que son parte imprescindible de nuestra vida.

Del siempre fascinante Japón nos llega esta hermosa historia, cargada de sabiduría, magia y pasión por la lectura, que ya ha conquistado a lectores de todo el mundo.

«Una fábula mágica sobre el inmenso poder de la lectura.» Corriere di Bologna.

 

El gato que amaba los libros es una novela sobre el poder de los libros. Entre reflexiones sobre qué significan los libros para un lector, conocemos al protagonista de esta increíble historia. 

«Los libros tienen poder», solía decir el abuelo. [...] «Solo los libros antiguos perviven en el tiempo son realmente poderosos. Si lees muchos de ellos, tendrás un montón de amigos con los que podrás contar siempre».

 

    Rintaro es un joven hikikomori que hereda la librería de segunda mano de su abuelo cuando este fallece. No sabe qué hacer con la tienda o con su vida, cuando Tora, un gato atigrado, le plantea cuatro problemas (o cuatro laberintos) con una única finalidad: salvar libros.

El mundo está lleno de seres humanos que dicen ser lectores. Pero las personas que se hallan en una posición como la mía deben leer más libros. Es más valioso quien ha leído diez mil que quien ha leído mil. Habiendo tantos libros, releer uno sería una pérdida de tiempo. ¿Lo entiendes?

 

    El personaje de Rintaro nos permite adentrarnos en una aventura filosófica en la que exploraremos varios temas que se nos suelen plantear a los lectores y amantes de los libros: cantidad sobre calidad de lectura, acumulación de libros, cómo cuidamos los libros... 

Leer un libro se parece a subir una montaña. [...] Leer no es tan solo disfrutar y emocionarse. En ocasiones hay que ir línea a línea, releer repetidas veces las mismas frases, y avanzar despacio y con esfuerzo para comprender lo escrito. Llega un momento en el que ese arduo trabajo de pronto nos abre las miras. Del mismo modo que, tras un larguísimo sendero, las vistas se abren al llegar a la cima. [...] Hay lecturas difíciles. [...] Las lecturas placenteras están bien. Pero si te limitas a seguir un sendero de montaña agradable el paisaje que ves es limitado. No eches la culpa a la montaña si el camino de ascenso es escarpado. Subir paso a paso falto de aliento hasta llegar a la cima es uno de los placeres del montañismo.

    Está escrito de una forma tan bella y mágica que te hará reflexionar sobre si tú, como lector, eres un verdadero amante de los libros.

 Hoy en día, las personas cada vez tienen menos ocasiones para estar en contacto con los libros, y no es frecuente que les dediquen atención. Como resultado, los libros han perdido su alma. Sin embargo, todavía hay quienes, como tú y tu abuelo, aman los libros con todo su corazón y prestan atención a sus palabras.[...] Para mí, eres un amigo irremplazable. [...] Los libros tienen alma repitió pausadamente el gato. Y estos libros con alma no dudan en brindar ayuda a su propietario cuando este se encuentra en dificultades.

    En resumen, El gato que amaba los libros ha sido todo un descubrimiento este libro. Es un canto a los libros, a las librerías y a aquellas personas que amamos y vivimos las historias de los libros. A pesar de que pueda ser muy sesudo, es un libro muy agradable, perfecto para disfrutar una tarde tranquila, bajo una manta, y preferiblemente con un té japonés. Una lectura obligatoria para todo el mundo.

 

 

 

 

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